El taller de la Ciencia: Un taller lúdico científico. ¿Por qué
y para qué?
En el Taller de la Ciencia o de los Científicos pretendemos brindar a los niños/as la oportunidad de jugar y asombrarse con
algunos objetos que, siendo de la vida cotidiana, no siempre están a su alcance:
imanes, pilas, pompas de jabón..., así como de reflexionar sobre algunos juegos
y experiencias en los que intervienen fenómenos naturales: el aire, la luz, el color,
la electricidad...
Los niños/as usan en sus juegos procedimientos de los que se
sirve también la ciencia: la observación, la manipulación, la clasificación...
y porque la mayoría de los pequeños muestran también de forma natural una
actitud que es muy útil al científico: la curiosidad.
Podemos resumir los objetivos que me propongo en el taller
en tres ideas:
- Un taller para jugar:
para hacer, para tocar, para manipular y experimentar, para jugar a ser
científicos.
- Un taller para pensar:
en lo que hacemos y en lo que ocurre, en lo que podemos hacer, en lo que
ocurriría sí… Usamos nuestras manos para pensar porque hay una estrecha
relación entre lo que se hace, lo que se piensa y lo que ocurre. Buscamos
encontrar satisfacción en pensar.
- Un taller para conocer
la realidad que nos rodea: Hay mucha ciencia a nuestro alrededor, sin
necesidad de abordar temas muy difíciles o incomprensibles para los niños/as .
Lo cotidiano está impregnado de multitud de aspectos físicos y químicos, biológicos
y tecnológicos con los que podemos jugar y sobre los que podemos reflexionar.
La dificultad para abordarlos estriba fundamentalmente en nuestra propia
dificultad adulta para percibir lo más evidente (que no siempre lo es para el
niño pequeño) porque hemos olvidado el camino que va de lo abstracto a lo concreto.
Hacer, hablar,
pensar. El lenguaje y la ciencia.
En el taller hablamos y plantearemos preguntas a los niños/as
todo el tiempo: antes, durante y después de la sesión. Hablar
con los niños/as nos sirve para:
- Conocer sus ideas: lo que saben y piensan con respecto a
lo que vamos a hacer o trabajar.
- Llevarles a pensar un poco más, a plantearse cosas, a
observar más, a ir un poquito más allá.
- Que tomen conciencia de su propia capacidad para provocar fenómenos
o transformaciones (¿cómo podrías hacer que…?), para anticipar resultados (¿Qué
crees que va a pasar si…?)
- Ayudarles a verbalizar sus acciones: es más lo que los
niños/as saben y lo que pueden hacer que lo que pueden verbalizar. Las palabras
ayudan a los niños /as a convertir la
actividad manual o motora en actividad mental.
- Conocer sus particulares interpretaciones de las cosas,
sus teorías, sus verdades “científicas”, su pensamiento (animista, finalista,
mágico, egocéntrico).
El taller, como no podría ser de otra manera, lo planteamos
con un enfoque globalizador. Los niños/as viven con idéntico interés todos los aspectos
del mismo: la parte más plástica de las actividades, la más asombrosa, la más
lúdica, y también la más experimental. Es difícil separar la acción de la razón y la emoción. Pero las maestras
debemos saber diferenciarlas para no quedarnos en la pura actividad. Es
necesario que no perdamos de vista nuestros objetivos, que sepamos lo que
estamos haciendo y lo que está pasando.
El aprendizaje se produce a través de la manipulación, pero
es la acción mental, que se estimula a través de esa manipulación, lo que lo
provoca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario